El día 24, en el Colegio Cisneros, en recuerdo de uno de los estudiantes represaliados, Pedro Vega San Martín, recientemente fallecido
Entre los años 1969 y 1973 se produjo en España un amplio movimiento estudiantil que, junto a las movilizaciones obreras, hacían presagiar que el fin de la Dictadura franquista no estaba lejos. Cantabria también se sumó a ese movimiento por el cambio democrático. La Escuela de Magisterio fue uno de los lugares donde se dieron algunos de aquellos actos reivindicativos. En este contexto dieciocho estudiantes de Magisterio fueron detenidos en marzo de 1972. El viernes 24 de noviembre, en el salón de actos del Colegio Cisneros, a las 19.15 horas, tendrá lugar un acto donde se hablará de aquellos tiempos y se recordará a Pedro Vega San Martín, delegado de los estudiantes de Magisterio, recientemente fallecido. Convocan al acto público compañeros y compañeras de Pedro Vega y Desmemoriados, Asociación para la Recuperación de la Memoria Colectiva de Cantabria.
En el trabajo titulado “Las aulas se vacían y las calles se llenan: las movilizaciones estudiantiles de 1972”, su autor Sergio Calvo Romero, de la Universidad de Zaragoza, escribe: “A partir de 1965 la Universidad española se convertirá en un foco continuo de oposición al régimen, a las vetustas estructuras académicas. Poco a poco todos los distritos universitarios se sumarán a las protestas que, hasta ese momento, monopolizaban, Madrid y Barcelona. Uno de los momentos de más tensión y de enfrentamiento abierto con las autoridades académicas y gubernamentales será 1972. Manifestaciones, paros académicos, huelgas y demás acciones contestatarias condujeron a cierres de facultades y campus enteros, expedientes sancionadores… El binomio reivindicación-represión alcanzó en 1972 uno de los momentos más álgidos e importantes.”
En marzo de 1972 la Brigada Político Social, la policía del régimen, detuvo a 18 estudiantes de Magisterio, acusados de asociación ilícita y propaganda ilegal. Seis de ellos ingresaron en prisión donde permanecieron tres meses. En noviembre de ese año el Tribunal de Orden Público dictó auto de procesamiento con elevadas penas de prisión para algunos de los detenidos. Varios de ellos, entre los que se encontraba Pedro Vega San Martín, decidieron marchar al exilio. Fueron los últimos cántabros que se vieron obligados a abandonar España por sus ideas democráticas.