Amable, cercano, coloquial. Así es el nuevo obispo de Santander Arturo Ros Murgadas. Hace 10 años le conocí, cuando decidí vivir en la mal llamada España vaciada. En aquel entonces era vicario episcopal de las comarcas eclesiásticas Lliria – Requena – Ademuz y ya me dio la impresión de que llegaría a obispo. Vivo en el enclave valenciano del Rincón de Ademuz, entre Cuenca y Teruel, y siempre estuvo muy preocupado por esta comarca. Comenzaba sus homilías preguntando a los parroquianos por su nombre, les preguntaba cómo se encontraban. Te llama por tu nombre, se preocupa por las situaciones personales y se involucra, al menos en lo que yo he vivido, en las comarcas de despoblación. Es ‘amo de su casa’ y en Valencia le he visto hacer la compra en un supermercado de proximidad. Tiene todo lo que tiene que tener un obispo de nuestro tiempo. Pero también, es justo decir que tiene una espiritualidad que te hace ser también espiritual. Esa espiritualidad hace que sea cercano y viva en sencillez. Desde mi cargo político puedo decir muy claro su apoyo incondicional al territorio, sabiendo hacer comarca, pero también es un mantenedor de las tradiciones religiosas y sociales. Valenciano de pro va a llevar a Cantabria, lo bueno de esta tierra valenciana. Seguro que ahora preparará una buena paella valenciana en Santander. Pemítaseme esta frase, aunque no sea de todo real, Valencia pierde, Santander gana.
Autor: Javier Cortés Pedrosa / Coordinador Comarcal PP del Rincón de Ademuz (Valencia). Imagen de la visita en 2022 a la Virgen de los Desamparados de Valencia -Mare de Déu dels Desamparats- en el Rincón de Ademuz.